Bienvenidos a esta segunda parte de una serie de cinco entregas que abordan desde lo conceptual, la noción de “Dignidad Humana” y su evolución en el pensamiento occidental desde el mundo griego hasta el momento, como una importante categoría teórica la cual sirvió de pilar y sustento teórico en la elaboración de la Declaración Universal de los DDHH en el siglo XX y otras declaraciones al respecto.
Las opiniones expresadas por el autor en cada capítulo o entrega son responsabilidad exclusiva del autor.
La noción de “Dignidad humana” en el renacimiento: Siglo XV (Segunda parte)
Autor: Mg. Elvira Margarita González Mazuelo *
En el Renacimiento, diversos pensadores centraron la “Dignidad humana”, sin desatender los planteamiento y nociones inspiradas en el cristianismo, en el Hombre en sí mismo, en la humanidad del Hombre como tal. En esta época se pone en juego la individualidad del Hombre y “hace descansar la dignidad sobre la libertad y la capacidad de los hombres”1.
El pensador Pico della Mirandola (1463 – 1494) representó lo que se llamaría el “humanismo renacentista”, a través de sus obras.
Según Pico della Mirandola, autor de De hominis dignitate (1488) “El ser humano es un ser racional, capaz de inventarse a sí mismo, de superar la naturaleza, de crear un mundo de arte y de cultura. El hombre se fija a sí mismo sus metas. En virtud de su sentido común e inteligencia es capaz de determinar su voluntad”1
Para este, “la dignidad que distingue al hombre es su libertad.
Él es el escultor de sí mismo y el arquitecto de su mundo, puede rebajarse hasta la bestialidad, pero puede también elevarse hasta la vida angelical”1.
En la exposición de Pico della Mirandola sobre la dignidad del hombre, el ser humano “se reconoce como un ser racional, capaz de inventarse a sí mismo, de superar la naturaleza, de crear un mundo de arte y de cultura. Se observa, en estas ideas, una visión optimista y esperanzada del ser humano”1.
En el Renacimiento, más que la noción como tal de la dignidad humana en sí misma, la dignidad del hombre se sustenta en su libertad y en su capacidad de superarse a sí mismo. Sin embargo, de esta convicción renacentista surgen varias inquietudes en clave de pregunta: ¿Qué pasa con aquellos seres humanos que, por diferentes razones, como limitaciones neurológicas o trastornos mentales, no poseen esa capacidad creativa o esa posibilidad de superarse a sí mismos? ¿Acaso entonces aquellos seres humanos privados de la libertad o con imposibilidad de decidir sobre sí mismos, o sin capacidades creativas en el mundo del arte, se considerarían como seres sin dignidad?
Según Pico della Mirandola y su conceptualización acerca de la dignidad del Hombre, sería esta una categoría exclusiva de un grupo de seres humanos que no abarcaría a la totalidad de los Hombres/personas de la especie humana.
La “dignidad humana” en la Ilustración (Siglo XVIII)
La Ilustración fue el movimiento cultural e intelectual, primordialmente europeo, que nació a mediados del siglo XVIII y duró hasta los primeros años del siglo XIX; fue especialmente activo en países como Alemania, Francia e Inglaterra. En el contexto histórico de la Ilustración, el pensador más representativo en la conceptualización sobre la Dignidad humana se encuentra Enmanuel Kant (1724-1804), cuya filosofía moral constituye, sin lugar a duda, un hito en la reflexión ética sobre la noción de dignidad.
Kant reconoce, para empezar, “que la noción común de dignidad se refiere a un estatus honorable, que otro u otros deben reconocer y que impone ciertas actitudes y un comportamiento adecuado hacia las personas que gozan de este estado, asociado a la función pública que la persona desarrolla o la pertenencia a ciertas élites o nobleza. Ahora bien, sin negar que tener esta alta estima por una posición social particular pueda ser apropiado en ciertas circunstancias y dentro de ciertos límites, Kant sostiene que cada ser humano está dotado de dignidad en virtud de su naturaleza racional”1,2.
A pesar de que Kant no fue el primero en formular esta idea, “este la sitúa en el corazón de su teoría política y moral, defiende su carácter racional e independiente del poder religioso y contribuye a hacer respetar la noción de dignidad. Para Kant, el hombre puede y debe siempre llevar una vida digna y de dominio de sí mismo, una vida digna de su situación de ser humano viviente en un universo natural, independientemente de los factores externos”1,3.
Para Kant, la dignidad es inherente a todo ser humano en tanto:
a) “la dignidad es un bien atribuible a todos los agentes morales, inclusive a aquéllos que cometen acciones indignas (cada individuo considera necesariamente que su existencia, en tanto que agente racional es un fin en sí misma)”1,2.
b) “el hombre y, en general, todo ser racional existe como fin en sí mismo y no sólo como medio para cualquier tipo de uso de esta o aquella voluntad”1,2
De esta aseveración se concluyen tres supuestos categóricos: el ser humano “no tiene precio”. Tampoco es válido desde la perspectiva kantiana que una persona tenga más dignidad humana que otra y, por último, los sujetos que están dotados de dignidad son irreemplazables, tienen un valor inconmensurable en el sentido de que no se puede valorar su excelencia.
c) “el ser humano es insustituible: tiene un valor interior, porque, además de formar parte del mundo sensible, vive en el mundo moral, por lo tanto, la dignidad humana consiste en reconocer que cada hombre es único e irreemplazable”1,2.
d) “la dignidad del Hombre radica en el hecho de que es el maestro de la naturaleza. El Hombre es y debe ser tratado siempre como un fin y nunca únicamente como un medio. Lo que genera la condición para que algo sea un fin en sí mismo, es que no tiene un valor relativo o precio, sino un valor interno y este valor interno es la dignidad”1,2.
e) “el Hombre es, según esta perspectiva kantiana, una realidad absoluta y no relativa. La persona tiene una dimensión moral, porque no es un ser que se constituya en cuanto tal, por referencia a otro ser, es como un universo de carácter absoluto” 1,2.
f) “la dignidad humana descansa en la autonomía, es decir, en la capacidad de dominio moral del ser humano y esta autonomía ocupa un lugar central en los supuestos teóricos de Kant. La libertad humana (su autonomía) se manifiesta en la capacidad de la voluntad de adherirse exclusivamente a la idea de razón pura”1,3,2.
El ser humano capaz de hacerse preguntas morales, de discernir entre lo justo y lo injusto, de distinguir entre acciones morales e inmorales, y de obrar según principios morales, es decir, de obrar de forma responsable. Los seres moralmente imputables son fines en sí mismos, esto es, son seres autónomos y merecen un respeto incondicionado4.
Para Kant allí donde alguien pertenece a la humanidad, por ser un ser vivo humano, allí está presente esta dignidad.
La dignidad es entonces, una atribución propia de todo ser humano, no en tanto que es un individuo de la especie humana, sino en tanto que es miembro de la comunidad de seres morales.
La dignidad es una instancia moral que distingue al ser humano de los animales “y lo ennoblece ante todas las demás criaturas. Nuestra obligación con nosotros mismos es no negar la dignidad de la humanidad en nuestra propia persona”4.
Monumento a la Libertad, Riga, Letonia
«Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros». Declaración Universal de los Derechos Humanos
Expresado de otra forma: la dignidad humana no puede ni debe ser asignada arbitrariamente. Cuando se afirma que todos los miembros de la especie son seres que merecen dignidad, se está indicando asimismo que “cualquier determinación externa con la que se pretenda excluir a determinadas personas de la comunidad moral, y por ende, de la dignidad (por ejemplo, personas con síndrome de Down, con una malformación congénita forma, o con incapacidad de comunicarse o de sentir dolor), debe ser considerada arbitraria, puesto que son criterios empíricos, no morales”4.
Para finalizar, puede afirmarse sin lugar a equivocaciones que E. Kant fue uno de los filósofos más influyentes de la Modernidad y sus tesis acerca de la “dignidad humana” fueron soportes fundamentales para la “Declaración Universal de los Derechos Humanos”, en el año de 1948 4.
Notas al pie de página – Referencias Bibliográficas
*Enfermera egresada de la Universidad de Antioquia (1986); Especialista en “Desarrollo de pensamiento y juicio crítico” de la Corporación Universitaria Lasallista (1998); Magister en “Educación y Desarrollo humano” de la Universidad de Manizales (2010); Magister en “Bioética y Bioderecho” de la Universidad Pontificia Bolivariana (2023). Docente del Programa de Enfermería de la UPB, Investigadora, ponente de diversos artículos y temas de investigación, autora de varios libros de texto relacionados con el Proceso de cuidado de Enfermería y el cuidado a la mujer, a la familia gestante y recién nacido.
3Gómez Gallego R. La dignidad humana en el proceso salud-enfermedad. Bogotá: Editorial Universidad del Rosario; 2008 [citado 17 de julio de 2022]. Disponible en: https://editorial.urosario.edu.co/gpd-la-dignidad-humana-en-el-proceso-salud-enfermedad.html
4Michelini DJ. Dignidad humana en Kant y Habermas. Estud Filos Práct Hist Ideas [Internet]. 2010 [citado 17 de julio de 2022];12 (1): 41-49. Disponible en: http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1851-94902010000100003