Bienvenidos a esta primera parte de una serie de cinco entregas que abordan desde lo conceptual, la noción de “Dignidad Humana” y su evolución en el pensamiento occidental desde el mundo griego hasta el momento, como una importante categoría teórica la cual sirvió de pilar y sustento teórico en la elaboración de la Declaración Universal de los DDHH en el siglo XX y otras declaraciones al respecto.
Las opiniones expresadas por el autor en cada capítulo o entrega son responsabilidad exclusiva del autor.
Noción de “Dignidad humana” y evolución conceptual de esta categoría en el pensamiento Occidental (Primera parte)
Autor: Mg. Elvira Margarita González Mazuelo *
Algunas definiciones.
Dignidad, según el Diccionario de la Real Academia Española, es, en su primera acepción, calidad de digno, y el adjetivo digno significa “que merece algo, en sentido favorable o adverso”.
Cuando se usa de una manera absoluta se toma siempre en buena parte y en contraposición a indigno”; en su segunda acepción, significa “correspondiente, proporcionado al mérito y condición de una persona o cosa”.
Desde una literatura más robusta se señala que “Etimológicamente, el término dignidad tiene raíces latinas. Tiene su origen en la voz decet, que significa conveniente, ser apropiado, estar o sentar bien. A decet se vinculan dos sustantivos decus y decor y un adjetivo dignus. Decus significa nobleza, decencia; decor quiere decir bello, magnífico, y dignus, merecedor. De dignus deriva dignitas, que significa mérito y también se refiere al merecimiento de cargos públicos que también se llaman dignidades, honores o magistraturas. También es ilustrativa la etimología griega en la cual el término axioma, que significa lo que es merecido, equivale al dignitas latino. De este origen viene el término moderno axiología, que alude al estudio de los valores”1.
Se entiende además como “cualidad de las personas por la que son sensibles a las ofensas, desprecio, humillaciones o falta de consideración».
Puede asumirse también como “bondad, superioridad o elevación, interioridad o profundidad de la compasión, amor propio, caballerosidad, deber a sí mismo, decencia, honor, honradez y se la homologa con una larga lista de características “positivas” del ser humano”2.
Para Torralba Roselló: “la palabra dignidad es polisémica y, a lo largo de la tradición filosófica y teológica occidental, ha sido objeto de múltiples interpretaciones. Un mero recorrido histórico por el pensamiento occidental, desde sus orígenes griegos hasta la filosofía contemporánea, revela el carácter plural que adquiere la expresión dignidad humana. La dignidad se define en el diccionario como «la calidad o el estado de ser valorado, honrado o respetado»3
Según esta concepción, la dignidad “es algo que podemos tener o algo que podemos percibir en otro o en uno mismo. El ser percibido como alguien que recibe consideración menor de la que merece es sufrir una indignidad. Se percibe que tratarse o tratar a otros con menor respeto que el merecido es comportarse de manera indigna”3,4.
Vemos por lo tanto las múltiples definiciones e interpretaciones o usos de la noción de “Dignidad”. “La dignidad como axioma, la dignidad esencial, señala un referente moral, racional, condición de posibilidad de funcionamiento de las facultades constitutivas de lo humano y esto conlleva entonces intentar una forma superior de humanidad”3.
Sin embargo la noción de dignidad humana no es un término de la modernidad; esta categoría tuvo sus inicios en el pensamiento griego y ha cambiado de connotación según ha evolucionado la experiencia de la humanidad, especialmente en el mundo Occidental ya que como lo señala Torralba: “En las sabidurías del Extremo Oriente, en determinadas formas de budismo y de hinduismo, por ejemplo, se desconoce el mismo concepto de persona, al menos tal y como ha sido formulado históricamente en la civilización occidental, y no se postula necesariamente como imperativo ético la sublime dignidad de lo humano, sino que se declara digno todo ser de la realidad, indistintamente de su pertenencia a la familia humana”3,4.
A continuación, se realizará la descripción y caracterización de esta noción a través del desarrollo histórico y filosófico de Occidente.
Noción de la dignidad humana en el pensamiento griego
Los filósofos griegos se refirieron a la dignidad del hombre y la fundamentaron a partir de la idea del “alma racional”.
Según Platón y posteriormente Aristóteles, el ser humano se eleva por encima de las otras entidades del mundo, por el hecho de poseer un “alma racional” o sea a esa capacidad de razonar.
Según Aristóteles “todo ser capaz de auto movimiento, es un ser dotado de alma (psique); el alma es el principio vital y en cuanto a tal, no es exclusivo de la condición humana, sino que todo ser vivo está dotado de él. De esta manera, Aristóteles distingue tres tipos de alma: el alma vegetativa, el irracional y el racional. El ser humano, está dotado del alma racional y ésta le faculta para pensar, razonar, elaborar ciencia y filosofía. El ser humano, por lo tanto, comparte, con las otras entidades vivas del cosmos, el hecho de tener alma, pero su alma tiene un rasgo de excelencia que le sitúa en un plano jerárquicamente superior respecto a los otros seres y le hace más digno de consideración y de respeto”3,4.
Además, Aristóteles estableció en los individuos dos tipos de dignidad: una dignidad dada por la posición social, por lo cual unas personas ostentaban una mayor dignidad frente a otras y la dignidad dada por el hecho de ser “ser humano”, diferente a las criaturas no humanas. En la comprensión aristotélica del ser humano, “el hombre es un animal capaz de pensar, porque tiene alma racional, es capaz de vivir en la “polis”, porque es, por naturaleza, un ser social que se abre constitutivamente a los otros y crea comunidades 3,5.
También en el mundo griego, con los estoicos (representantes de una escuela filosófica surgida a fines del siglo IV a. n. e. sobre la base de la cultura helenística, al difundirse ideas cosmopolitas e individualistas y al desarrollarse la técnica sustentada en los conocimientos matemáticos, “se avanza en la extensión del concepto de dignidad, a todo ser humano, por estar este dotado de racionalidad y, por esto, ser capaz de penetrar en el orden cósmico y lograr el dominio de sí mismo”6. Desde la filosofía estoica se consideraba que “todo ser humano es un bien cuyo valor no puede cifrarse porque no tiene precio y este reconocimiento universal del valor de la dignidad de todo ser humano, se manifestó políticamente en la crítica permanente de los estoicos a cualquier forma de esclavitud”7.
Por todo lo anterior, podemos concluir que para el mundo griego hay una fuerte articulación entre el concepto de “Dignidad humana” con la potestad de tener un “alma racional” y el no tener como seres humanos un “precio o valor” de orden cuantificable.
La dignidad humana desde la cosmovisión bíblica y teológica
La noción que primó durante la época medieval acerca del concepto de “dignidad humana” fue fundamentalmente la expuesta por teólogos y eruditos de los textos religiosos de la época.
El máximo exponente de este pensamiento fue seguramente Tomás de Aquino “el cual vivió entre 1224 y 1274; fue un fraile, teólogo y filósofo católico considerado el principal representante de la enseñanza escolástica y figura de la teología sistémica. Su obra se considera de vital relevancia para los estudios de filosofía y teología”8.
Según Torralba Roselló, “la doctrina de Santo Tomás coloca a la persona como centro del universo y como lugar de los valores morales, y es la concreción del significado que encierra la comprensión del hombre como ser personal, al ser utilizada como categoría moral para asumir la dimensión ética de la persona”3.
Continua este mismo autor: “Santo Tomás afirma que “Dios ha dado a los humanos la razón, que es el instrumento que les permite discernir y seguir las leyes naturales y universales; es lo que les confiere un estatuto particular en el conjunto de las criaturas de Dios y una situación superior a la de los animales. Según esta tradición cristiana, el amor de Dios se extiende a todos los seres humanos, entendido individualmente, a pesar de su comportamiento a menudo corrompido por el pecado”3,4.
Según lo expresado en las obras de santo Tomás, podría inferirse que la dignidad humana, otorgada y poseída por cada ser humano por ser seres únicos e irrepetibles, está dada por ser creación del Padre a “imagen y semejanza de Él mismo” (según relatos del Génesis) e hijos de Dios. Desde esta perspectiva, para santo Tomás de Aquino “la dignidad del ser humano, de todo ser humano, no es algo que sólo se pueda deducir racionalmente, sino que está plenamente conforme con los contenidos de la fe”3,4.
A pesar de ser esta una noción surgida en el mundo del medioevo, hoy en el siglo XXI, continúa siendo un argumento de mucha fuerza para grupos religiosos y de laicos católicos que están en franca defensa de la vida humana, especialmente en discusiones o debates que tienen que ver con el tema del aborto y la eutanasia.
Sin embargo, esta noción de la “Dignidad humana” no tiene ningún sentido ni representación en aquellas personas, comunidades o grupos sociales que no tienen la creencia en la existencia de una Divinidad Superior o un Dios, creador del Hombre y su naturaleza, dejando así sin soporte conceptual la categoría “Dignidad humana” para los mencionados anteriormente.
Notas al pie de página – Referencias Bibliográficas
*Enfermera egresada de la Universidad de Antioquia (1986); Especialista en “Desarrollo de pensamiento y juicio crítico” de la Corporación Universitaria Lasallista (1998); Magister en “Educación y Desarrollo humano” de la Universidad de Manizales (2010); Magister en “Bioética y Bioderecho” de la Universidad Pontificia Bolivariana (2023). Docente del Programa de Enfermería de la UPB, Investigadora, ponente de diversos artículos y temas de investigación, autora de varios libros de texto relacionados con el Proceso de cuidado de Enfermería y el cuidado a la mujer, a la familia gestante y recién nacido.
1 Montejano B. Dignidad de la persona humana. Revista de Formación Cívica y de Acción Cultural, Según el Derecho Natural y Cristiano [Internet]. 2007 [citado 17 de julio de 2022];(457-458):549-560. Disponible en: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4858991
2Cortés Moya MI. La muerte digna como trasplante jurídico en la legislación Ecuatoriana [trabajo de grado en Internet]. Ambato, Ecuador: Universidad de Ambato; 2020 [citado 17 de julio de 2022]. Disponible en: https://repositorio.uta.edu.ec/bitstream/123456789/31921/1/FJCS-POSG-250.pdf7
4Gómez Gallego R. La dignidad humana en el proceso salud-enfermedad. Bogotá: Editorial Universidad del Rosario; 2008 [citado 17 de julio de 2022]. Disponible en: https://editorial.urosario.edu.co/gpd-la-dignidad-humana-en-el-proceso-salud-enfermedad.html
5Prevosti Monclús A. La naturaleza humana en Aristóteles. Espíritu: Cuadernos del Instituto Filosófico de Balmesiana [Internet]. 2011 [citado 17 de julio de 2022]; 60(141): 35-50. Disponible en: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4100293
6Frolov IT, editor. Diccionario de filosofía. Moscú: Editorial Progreso;1984. Los Estoicos [Internet]; p. 151-152 [citado 17 de julio de 2022]. Disponible en: https://www.filosofia.org/enc/ros/esto.htm
7Sepúlveda López M. La dignidad humana como valor ético jurídico implicado en la bioética y el bioderecho. Revista Misión Jurídica [Internet]. 2009 [citado 17 de julio de 2022]; 2(2): 101-131. Disponible en: https://www.revistamisionjuridica.com/la-dignidad-humana-como-valor-etico-juridico-implicado-en-la-bioetica-y-el-bioderec/
8Tomás de Aquino [Internet]. San Francisco, CA: Wikipedia; 2022 [citado 17 de julio de 2022]. Disponible en: https://es.wikipedia.org/wiki/Tom%C3%A1s_de_Aquino